viernes, 17 de abril de 2009

Materiales educativos y materiales didácticos

Materiales educativos: pueden ser definidos como textos en diversos soportes que se utilizan en las prácticas de enseñanza con el fin de ampliar fuentes de información, las actividades o formas de presentar los temas que se quieren trabajar. Se trata de materiales desarrollados en las distintas esferas de la sociedad como el Arte, los medios de comunicación, el ámbito académico y el empresarial, que se destacan por la profundidad en el tratamiento de los contenidos, por su valor estético, por la claridad en la exposición, etc.
El interés por los materiales educativos no solo deriva de los contenidos que se proponen; sino del ámbito en el que éstos son leídos. En este sentido debemos tener en cuenta tanto lo que el texto dice (emisión), como lo que el usuario de ese material comprende sobre el tema y el contexto de uso (recepción).
Desde la perspectiva Semiótica, podemos decir que el sentido del texto se completa con la lectura, reconociéndose en el texto una pluralidad de sentidos: el texto es una matriz abierta e incompleta, una fuente de diálogo permanente, donde la unidad del texto no se encuentra en su origen (el autor) sino en su destino (el lector), que no es un receptor individual, sino colectivo, portador de las huellas de la cultura.
Considerando las Teorías del Aprendizaje, podemos decir que para el conductismo existe una relación causal entre la enseñanza y el aprendizaje, siendo para las Teorías Cognitivas y el Constructivismo esta relación no tan lineal, no toda vez que el docente enseña los alumnos aprenden aquello que se quiso transmitir ya que los mismos se enfrentan a un material con esquemas cognitivos, guiones mentales y conocimientos previos, elaborando la información nueva resignificando la anterior.
Por “materiales educativos” podemos referirnos a aquellas herramientas que enriquecen las propuestas de enseñanza.
Materiales didácticos: su finalidad no es sólo transmitir una información a cierto tipo de público sino que el lector/usuario aprenda y comprenda las temáticas trabajadas en él. Tratar de presentar una definición de material didáctico no es una tarea fácil ya que se trata de un concepto polisémico, considerado de distinta manera, según quien lo defina o utilice. Marta MENA recopila una serie de definiciones de las que tomamos las siguientes:
Así, Parcerisa – Zabala (2000) lo han definido como: “Instrumento, recurso o medio para ayudar en el aprendizaje de unos contenidos y la consecución de unos objetivos.”
Por su lado, Rossi (1966): “Cualquier forma de recurso o equipo que sea usado normalmente para transmitir información entre personas.”
Lorenzo García Aretio (2001), los considera “Apoyos de carácter técnico que facilitan de forma directa la comunicación y la transmisión del saber, encaminados a la consecución de los objetivos de aprendizaje.”
Una definición interesante es la dada por la autora: “Conjunto de informaciones, orientaciones, actividades y propuestas que el sistema a distancia elabora ad-hoc para guiar al alumno en su proceso de aprendizaje y que están contenidos en un determinado soporte (impreso, audiovisual, informático) y con enviados a los destinatarios por diferentes vías.”
¿Cuáles son las funciones que cumple el material?
Los materiales cumplen una función muy importante, pues tienen una finalidad de enseñanza y expresan una propuesta pedagógica. Enseñan en tanto guían el aprendizaje de los alumnos, presentando y graduando los contenidos y las actividades, transmitiendo información actualizada sobre la temática del curso, planteando problemas, alentando la formulación de preguntas y el debate del grupo. Para ampliar podemos decir en palabras de Marta Mena, que los materiales cumplen varias funciones: incrementan la motivación de nuestros alumnos con desarrollos serios, interesantes y atractivos. Pero, también, deberán proveer al alumno de una estructura organizativa capaz de hacerle sentir que está haciendo un curso, no sólo leyendo un material. Nos referimos aquí a la estructura que vincula los conocimientos previos con los nuevos aportes y que establece o ayuda a establecer las futuras conexiones de los mismos apoyando de este modo al alumno para que teja la trama de relaciones necesarias para el aprendizaje.
Es también función de los materiales:
· Favorecer la autonomía, requisito indispensable en esta modalidad.
· Despertar curiosidad científica en el alumno, motivar para seguir estudiando. Recuperar los saberes previos y relacionarlos con los nuevos que se proponen. Facilitar el logro de los objetivos propuestos en el curso.
· Presentar la información adecuada, esclareciendo los conceptos complejos o ayudando a esclarecer los aspectos más controvertidos.
· Poner en marcha el proceso de pensamiento en el alumno, proponiendo actividades inteligentes y evitando, en lo posible, aquellos que sólo estimulen la retención y repetición.
· Permitir a los alumnos contactarse con problemas y situaciones reales.
· Para poder llegar a cumplir con estas funciones, es necesario llevar a cabo un proceso de planificación detallada en la que habrá que considerar una serie de características que deberán manifestar los materiales didácticos que diseñemos.
Lorenzo García Aretio define algunas de ellas:
Programados: la previsión debe incluir respuestas a preguntas tales como ¿qué material utilizar?, ¿para la consecución de qué objetivos/contenidos?,¿en qué momento habrá de utilizarse?, ¿en qué contexto de aprendizaje?, ¿a quién está destinado?
Adecuados: adaptados al contexto socio-institucional, apropiados al nivel e índole del curso en cuestión, a las características del grupo destinatario.
Precisos y actuales: ofrecen orientaciones lo más exactas posibles de los hechos, principios, leyes y procedimientos. Deben reflejar la situación presente, con los conocimientos más actualizados en esa área del saber.
Integrales: establecen las recomendaciones oportunas para conducir y orientar el trabajo del estudiante. Se tratará de materiales que desarrollen todos lo contenidos exigidos para la consecución de los objetivos previstos o materiales que dirijan y orienten hacia las fuentes o utilización de otros medios complementarios.
Abiertos y flexibles: deben invitar a la crítica, a la reflexión, a la complementación de lo estudiado, que sugieran problemas y cuestionen a través de interrogantes, que obliguen al análisis y a la elaboración de respuestas. Adaptados a los diferentes contextos.
Coherentes: congruencia entre las distintas variables y elementos del proceso de enseñanza y aprendizaje, esto es, entre objetivos, contenidos, actividades y evaluación. Transferibles y aplicables: materiales que faciliten la utilidad y posibiliten la aplicabilidad de los aprendido a través de actividades y ejercicios. Interactivos: mantenedores de un diálogo simulado y permanente con el estudiante, que faciliten la realimentación constante, preguntando, ofreciendo soluciones, facilitando repasos. Significativos: sus contenidos tienen sentido en sí mismos, representan algo interesante para el destinatario y están presentados progresivamente.
Válidos y fiables: la selección de los contenidos a de girar en torno a aquello que se pretende que aprenda el estudiante. Los contenidos presentados son fiables cuando representan solidez, consistencia y contrastabilidad.
Que permitan la autoevaluación: a través de propuestas de actividades, ejercicios, preguntas que permitan comprobar los progresos realizados.
En principio estas son las características que han de tenerse en cuenta a la hora de comenzar a pensar en el procesamiento de un material didáctico multimedial.
Análisis del material de la sesión:
Dado que los materiales didácticos son un discurso de tipo especializado, es marcada la división del trabajo. Sin embargo un conocimiento básico sobre las diferentes áreas y una mirada con capacidad integradora constituyen el núcleo de saberes que debe poseer un profesional del campo de la educación y las nuevas tecnologías sobre materiales educativos.
En función de las áreas profesionales que intervienen en el diseño de materiales didácticos, se reconocen cuatro áreas de competencia: técnica, diseño, didáctica e ideológica.
La dimensión técnica: en los materiales digitales refiere a las cuestiones relativas a su programación. Se vincula al tipo de software e incluye un abanico de posibilidades en términos de los soportes, de la interacción y de los recorridos posibles. Son desarrolladas por expertos en informática. Para diseñar materiales no es necesario transformarse en un informático. Lo que sí debe saber un profesional del campo de la educación y las nuevas tecnologías es poder evaluar que el material sea de fácil instalación, que posea instrucciones claras de cómo comenzar a utilizarlo, que no contenga mensajes de error, que reúna las exigencias estándares de memoria, etcétera
La dimensión del diseño incluye dos espacios de actuación relacionados pero con especificidades propias; El diseño gráfico: incluye la selección de colores, las tipografía, la puesta en página, etc. y el diseño de información: la tarea se orienta hacia la organización de la información para su transmisión: las facilidades en la navegación (poder pasar de cualquier pantalla a otra, saber en qué parte del programa se está, etcétera), cantidad y calidad de las opciones del usuario (elegir entre opciones preestablecidas o bien realizar aplicaciones propias), etc.
La dimensión estética no es una variable aplicable a estos textos (opinión considerada en el material de la sesión)
La dimensión didáctica se refiere el tratamiento pedagógico del contenido. Dentro de esta categoría se incluye la explicitación de objetivos, las formas de presentación del contenido, el uso de facilitadores del aprendizaje (índices, guías de navegación, resúmenes, ejercicios de aplicación, conclusiones, etcétera), la flexibilidad de la aplicación para adaptarse al nivel y al ritmo de cada usuario, el tipo de actividades propuestas, el destinatario al que está dirigido el material, entre otros.
La dimensión ideológica puede ser dividida en dos tipos de valoraciones: la que desarrolla todo usuario del material y la que llevan a cabo los analistas críticos, quienes, a través de una serie de estrategias metodológicas, relevan las concepciones subyacentes acerca del orden social y la visión de sujeto que todo texto incluye. Los valores y los contravalores tales como la cooperación, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, los estereotipos, la discriminación, la violencia, etcétera, las concepciones sobre la enseñanza y el aprendizaje y el modelo comunicativo subyacente.
Análisis del texto de Gutiérrez Martín: Evaluación de la comunicación en las aplicaciones multimedia educativas
Para dicho autor el modelo comunicativo de cada aplicación multimedia interactiva viene determinado por diferentes dimensiones a analizar:
Ö Dimensión técnica: que sea de fácil instalación, con claras instrucciones sobre su uso y no requerir grandes exigencias de hardware para correr, que no de mensajes de error y posea buena navegación.
Ö Dimensión estética: que genere motivación, para ello debe gustar al usuario, tener una presentación agradable a los sentidos, dependiendo del diseño de pantalla, el tipo de letras, gráficos, sonidos y su distribución a lo largo del programa, aspectos que deben estar en manos de un especialista en diseño y comunicación audiovisual ya que una falla en la integración de los mismos puede dificultar la relación interactiva, la transmisión de información precisa y el aprendizaje.
Ö Dimensión interactiva: (incluye esta dimensión, diferenciándose con la bibliografía de la sesión), Valora la relación que las aplicaciones multimedia educativas establecen con los usuarios. El nivel y tipo de interactividad esta dado por la facilidad de navegación, cantidad y calidad de las opciones del usuario y capacidad del programa para dar respuesta adaptada a cada usuario.
Ö Dimensión didáctica: En la elaboración de las aplicaciones multimedias educativas, además de un programador y un diseñador de pantalla es necesario el trabajo de un experto en contenidos y un experto en aprendizajes, debiendo el programa ser flexible y con capacidad de adaptarse al nivel o ritmo de cada usuario.
Ö Dimensión ideológica: los alumnos o profesores que utilizan los sistemas multimedia en sus clases u otro soporte, están recibiendo una propuesta de tratamiento de la información, una propuesta de interacción y relación interpersonal, un modelo de aprendizaje y consecuentemente, un modelo educativo, que a veces es tomado como el más indicado sin detenernos a pensar como el mismo puede influir en la educación de los alumnos y profesores. Lo que se piensa del aprendizaje, del conocimiento, del saber de cada época, viene en gran medida determinado por las tecnologías de la información y la comunicación imperantes en cada momento.
Representaciones sobre los distintos soportes
Un material didáctico es un tipo de texto particular que sufre una serie de transformaciones desde su producción hasta su recepción. La recepción refiere a las múltiples formas en que los materiales son interpretados en los distintos contextos de lectura y pueden variar mayormente según el soporte en el que es contenido..
Dentro del sentido de la acción de comunicar para el aprendizaje se proponen objetivos, situados dentro de un rango de interpretaciones posibles “deseadas”. Existe una relación entre la emisión y la recepción que no es lineal. En otras palabras, “el texto propone y el lector dispone”.
Por este motivo, los materiales multimediales son importantes herramientas que agrupan lo textual, lo visual y lo auditivo potenciando nuevos ámbitos semióticos que favorecen el desarrollo de nuevas perspectivas didácticas que fortalecen los procesos de enseñanza–aprendizaje, por lo que la escuela debe considerarlos e integrarlos a su ámbito, para dar respuesta a las múltiples demandas sociales.
La educación con TIC consiste en un conjunto de competencias y estrategias materiales y simbólicas, teóricas y prácticas. No se agota con el acceso a equipamiento y conectividad ni en el instrumental de programas y utilitarios. Tiene que ver también y en gran medida con la implementación de prácticas educativas y con reorientaciones didácticas, para lo cual los contenidos digitales, los espacios de capacitación y las instancias de actualización e intercambio son centrales.
En este marco se encuadra la función del portal de educ.ar, del Ministerio de Educación, que pretende ser herramienta para que los Docentes usen las Tic con fines educativos.
Tienen que ver con instancias de alfabetización digital básica y también con el uso de equipos y de herramientas, pero además con una transformación de los procesos de enseñanza y aprendizaje para que alumnas y alumnos puedan actuar, conocer y participar en la sociedad que las Tic han contribuido a crear.

CD 4 “Internet como espacio educativo” de la Colección educ.ar

El CD cuenta con una serie de actividades para que el docente pueda integrar Internet a sus trabajos. Este abre un abanico de posibilidades en relación a su uso y aplicación para el proceso de enseñanza – aprendizaje de los contenidos sobre la red que el mismo ofrece, permitiendo al docente realizar un autoaprendizaje previo sobre los recursos del CD para proyectarlo a sus actividades didácticas.
Teniendo en cuenta el material de Gutiérrez Martín, para su análisis se observa que el mismo ha sido realizado por expertos (Dimensión Técnica), con un objetivo de aprendizaje claro que determina la dimensión ideológica, poniendo de manifiesto el rol del docente y la integración de las Tics a los procesos de enseñanza, mediante trabajo colaborativo basado en el aprendizaje significativo.
El CD cumple con los requisitos de fácil instalación, buena navegabilidad y pautas claras para su utilización, con una serie de actividades que permiten desarrollarlas y adaptarlas a los diferentes niveles de la educación primaria como también actividades para las diferentes áreas.
Si el docente experimenta alguna complicación en la navegabilidad del mismo, cuenta con un mapa que le servirá de ayuda para trabajar estos contenidos digitales e interactivos, pudiendo acceder a una importante cantidad de recursos didácticos, listos para ser usados sin requerir grandes conocimientos sobre el tema.
Estéticamente los colores son cálidos, agradables y hay equilibrio entre ellos, el tipo de letra, el material y la distribución de los textos que generalmente son de carácter instructivo o netamente educativos.
La presentación es amena lo que favorece su uso, siendo un programa cerrado, que presenta, a mi gusto, una especie de linealidad, aunque ofrece diferentes caminos en el seguimiento y lectura de las pantallas.
La Dimensión interactiva dirigida a los docentes y también la que utilizaran los alumnos presentan un interesante intercambio con el recurso y sirve para una interacción profunda además de con el docente, con sus compañeros (pares).
Pedagógicamente es una herramienta recomendable ya que los contenidos didácticos permiten una excelente propuesta por parte del docente, pudiéndola adaptar según su criterio, además de tener la opción de imprimirlas y elegir la actividad desde una amplia gama de posibilidades como seguimiento y realización de Webquest, proyectos, actividades a realizarse a través de la red, lo que está dirigido, según ya mencionamos en la dimensión ideológica al trabajo colaborativo, grupal, en equipo.
Semióticamente, los diferentes contextos de aprendizaje, producto de los diferentes tipos de soportes y entornos multimediales son un incentivo para que los docentes logremos crear situaciones de aprendizaje que incorporen las Tics al aula, respondiendo así a la demanda social y achicando la brecha generacional mediante la utilización, por parte de los docentes de este tipo de material digital multimedia.


Bibliografía :

Entel, Alicia. Ideando. En Revista Constelaciones. Fundación Walter Benjamín. Año II, Nº 2, 2005.
FLACSO Virtual. Análisis de Materiales Digitales, Sesión 2
Gutiérrez Martín, A. Evaluación de la comunicación en las aplicaciones multimedia educativas. Texto FLACSO, Diploma Superior Educación y Nuevas Tecnologías, 2008
Dossier: las nuevas tecnologías. Promesas y desafíos. Revista El Monitor Nº 18 - Ministerio de Educación de la Nación -Septiembre de 2008